ABUELITUD – ABUELIDAD

Por Gustavo Juan Perez Zabatta*

La abuelitud / abuelidad es un concepto más amplio que un mero vínculo de parentesco, dónde una persona mayor en tanto abuelo está ligado consanguíneamente a sus nietos / nietas.  

El término Abuelidad fue acuñado por la Dra. en Medicina, Psiquiatra y Psicoanalista argentina Paulina Redler en 1980, por el cual se establece la relación y función de los abuelos con respecto a sus nietos y / o nietas. Incluye sus efectos psicológicos vinculares. 

Hoy ser abuelo / abuela trasciende la edad cronológica. Por ambas generaciones, la abuelidad se suele vivir como una experiencia gratificante y fructífera. A la vez, los abuelos y abuelas son personas activas, plenas, que siguen ejerciendo sus trabajos y profesiones y/o realizan actividades sociales, culturales. Ser abuelo / abuela no implica ser “viejo / viejas”. (Valderrama, 2014). 

Para Iacub, (2003), en la actualidad se han producido cambios en la relación vincular entre abuelos y nietos. Hoy se promueven roles menos demandantes y disciplinarios por parte de los abuelos, con menos constricciones de reglas y expectativas. 

La cultural exigen que los abuelos sean más flexibles, menos entrometidos en la educación o en la imposición de los límites que demandan sus nietos. Se espera que sean divertidos, y que sepan cuidarlos y amarlos, ayudando a los padres, en las tareas de cuidados. (Iacub, 2003) 

Tenemos personas que asumen su condición de abuelitud, aceptado el desafío, y se entusiasman con el hecho ejercer su rol. Otros en cambio, rechazan esta situación, condicionados tal vez, en general, por tener una representación negativa de la vejez. (Valderrama, 2014). 

Siguiendo a Iacub, (2003), tres elementos son “inquietantes” en torno a la abuelidad: 

  • Cambio de estatus interno en la familia, que implica la pérdida de ciertos roles ligados al ser padre o madre.  
  • Modificación en las relaciones afectivas: dado que los hijos devienen padres.  
  • Asociar la condición de abuelo a la de persona mayor. 

Lo cierto es que ejercer el rol de abuelo / abuela puede ser una experiencia maravillosa que revitaliza la vida de la persona mayor, agregando nuevos sentidos, proyectos, energía y empoderamiento a la vida. Les permite mantenerse actualizados, vigentes con su entorno. El rol implica una mera relación altruista hacia los nietos. Tampoco son “auxiliares de los padres”. Por el contrario, asumen una relación afectiva novedosa, integradora y vital.  

Neugarteen y Weinstein (1964) desarrollaron un estudio donde propusieron cinco estilos de abuelidad:  

  • Los abuelos “formales”: muestran marcado interés por los nietos, pero no interfieren con el rol parental.  
  • Los abuelos “alejados”: muestran poco interés por sus nietos, no ven a sus nietos con frecuencia, sólo en fiestas o eventos de importancia.  
  • Los abuelos “reservorios de saber familiar”: transmiten los valores y los principios de la familia, ofrecen modelos de comportamiento a los nietos.  
  • Los abuelos “lúdicos” o “buscadores de diversión”: relación percibida como fuente de placer y de satisfacción para los niños y los abuelos. Se aleja del abuelo como figura de autoridad.  
  • Los abuelos “padres sustitutos”: suelen reemplazar a los padres en sus funciones. En general, este rol lo asumen las abuelas.  

Los estilos de abuelidad se refieren a las formas en que los abuelos interactúan con sus nietos y cómo influyen en sus vidas. Denham y Smith (1989) categorizan estos estilos en tres tipos: 

  • Influencia indirecta: refiere a factores que afectan a los nietos a través de los efectos que tienen sobre los padres. Estos efectos pueden ser a nivel psicológico, económico o instrumental. 
  • Influencia directa: En este caso, los abuelos y los nietos tienen una interacción cara a cara. Pasan tiempo juntos, comparten experiencias y crean recuerdos.  
  • Por influencia simbólica: efecto que producen los abuelos por solo estar presentes. Los nietos aprecian tener abuelos, a los que acuden para regular tensiones, o en casos de conflicto entre los miembros de la familia. 

La abuelidad podría reavivar viejas tensiones y pasiones, frente un hijo que conforma su propia familia, Es dable que se busque entonces, un adecuado reposicionamiento de la dinámica familiar, que permita construir la nueva posición de abuelos. (Iacub, 2003). 

En lo que respecta a la abuelidad y el género, parece asociarse el rol y la función más a lo femenino, ya que tanto los cuidados como las actividades lúdicas parecen estar más cercanas a lo femenino. Sin embargo, estudios recientes muestran como los varones han avanzado en este sentido, realizando con sus nietos, aquello que no pudieron con sus hijos. (Iacub, 2003). 

Las personas mayores pueden asumir su rol y función de abuelos / abuelas con éxito, lo cual implica ser adultos significativos para sus nietos, brindándoles cuidados, amor y alegría. (Valderrama, 2014) 

La abuelidad puede ser una segunda oportunidad para la persona que le permita reparar errores y desaciertos, viviendo con intensidad su vínculo, donde el nieto es casi una “prolongación de su existencia”. (Valderrama, 2014). 

Hay un legado y una trascendencia que se expresa en el abuelo / abuela, mediante la crianza dónde la persona mayor se convierte en una especie de “custodio de la historia familiar”, el niño / niña puede vislumbrar sus orígenes, las historias familiares se recrean y se actualizan en el presente. Esto último puede definirse como identidad y continuidad del hilo familiar. (Valderrama, 2014) 

Es por este motivo que, en la familia es muy importante respecto a los abuelos / abuelas: 

  • Escucharlos siempre, estando atentos a habilitar la palabra de los abuelos. 
  • Estimular los vínculos psicoafectivos entre abuelos y nietos. 
  • Evitar entrometerse en el vínculo y dejar que se desarrolle en libertad. 
  • Trata siempre a los abuelos con respeto y dignidad.  
  • Disfrutar de los abuelos al máximo. 

*Gustavo Juan Perez Zabatta es Director de CESA – Centro de Estudios Sociales Argentino

Bibliografía: 

Denham, S. A. (1989). Maternal affect and toddlers’ social-emotional competence. American Journal of Orthopsychiatry, 59(3), 368–376.  

Iacub, R. (2003) “Configuraciones vinculares en los adultos mayores”. Ficha de Cátedra 3ra Edad y Vejez. Facultad de Psicología. UBA.  

Neugarten, B. y Weistein, K. (1964). The changing American grandparent. En K. Roberto y J. Stroes (1992). Grandchildren and grandparents: roles, influences and relationship. International Journal Aging and Human Development, 34 (3), 227-239. 

Valderrama, H. (2014) “Módulo de Aprendizaje Nro.: IX Abuelitud. Ficha de la Cátedra Gerontología Social I. Facultad de ciencias de la salud. Licenciatura en Gerontología. UCSF. 

Deja un comentario