La problemática de la violencia y el maltrato en la persona mayor. Desde las Ciencias para la familia y las políticas públicas.

Por Lic. Gustavo Juan Pérez Zabatta*

Introducción

El envejecimiento poblacional es un fenómeno global que plantea numerosos desafíos sociales, económicos y sanitarios. Entre los problemas más graves asociados a este fenómeno se encuentra la violencia y el maltrato hacia las personas mayores. Se propone explorar la complejidad de esta problemática desde la perspectiva de las ciencias para la familia, integrando la relevancia de políticas públicas dirigidas a la protección y el bienestar de las personas mayores.

Conceptualización de la violencia y el maltrato en la vejez

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la violencia contra las personas mayores como “un acto único o repetido, o la falta de una acción apropiada, que causa daño o sufrimiento a una persona mayor, y que ocurre en cualquier relación en la que haya una expectativa de confianza” (OMS, 2015). Este concepto incluye diversas formas de maltrato, tales como el físico, psicológico, financiero y sexual, así como la negligencia.

Según García y Cantero (2014), la violencia y el maltrato en la vejez son fenómenos complejos influenciados por múltiples factores, entre ellos el contexto socioeconómico y cultural, la dependencia física y emocional, y las dinámicas familiares. Estos factores pueden interactuar de manera que aumenten la vulnerabilidad de las personas mayores, especialmente cuando hay una falta de apoyo social y familiar.

Factores de riesgo y consecuencias del maltrato

Los factores de riesgo para el maltrato de las personas mayores incluyen la dependencia física o económica, el aislamiento social y la presencia de trastornos cognitivos como la demencia (Acierno et al., 2010). Además, la calidad de la relación entre el cuidador y la persona mayor, así como el estrés del cuidador, son elementos críticos que pueden precipitar el maltrato (Burnes, Rizzo, & Courtney, 2017).

Las consecuencias del maltrato en las personas mayores son devastadoras, afectando su salud física, mental y emocional. Investigaciones han demostrado que las personas mayores maltratadas presentan un mayor riesgo de muerte prematura, depresión, ansiedad y deterioro cognitivo (Lachs & Pillemer, 2015). La violencia y el maltrato no solo deterioran la calidad de vida de los individuos, sino que también representan una carga significativa para los sistemas de salud y bienestar social.

La feminización de la vejez y su relación con el maltrato

La feminización de la vejez es un fenómeno demográfico que se refiere al predominio de mujeres en la población de personas mayores. Según datos de la ONU, las mujeres constituyen aproximadamente el 54% de la población de 60 años o más, y esta proporción aumenta con la edad (United Nations, 2019). Este fenómeno se debe a varios factores, incluyendo la mayor esperanza de vida de las mujeres y las tasas de mortalidad diferencial entre hombres y mujeres a lo largo de la vida.

Las mujeres mayores enfrentan desafíos específicos que las hacen particularmente vulnerables al maltrato. En muchos contextos, las mujeres mayores poseen menos recursos económicos que los hombres, debido a una vida laboral caracterizada por salarios más bajos y menos oportunidades de ahorro y pensión (Arber & Ginn, 1991). Además, las mujeres mayores son más propensas a vivir solas, lo cual puede aumentar su riesgo de aislamiento social y, en consecuencia, su vulnerabilidad al maltrato (Victor et al., 2000).

Formas de maltrato específicas hacia mujeres mayores

Las mujeres mayores son especialmente susceptibles a ciertas formas de maltrato, incluyendo la violencia de género, que puede persistir o incluso comenzar en la vejez. La violencia de género en la vejez puede ser una continuación de patrones de abuso que comenzaron en etapas anteriores de la vida, pero también puede surgir como una nueva forma de abuso en relaciones previamente no violentas (Fisher & Regan, 2006). Este tipo de maltrato puede ser perpetuado por parejas, familiares o cuidadores, e incluir abuso físico, sexual, emocional y financiero.

El abuso financiero es una forma particular de maltrato que afecta desproporcionadamente a las mujeres mayores. Debido a sus roles tradicionales y menor participación en la fuerza laboral, las mujeres mayores a menudo tienen menos control sobre los recursos financieros y pueden ser explotadas por familiares o cuidadores (Harbison, 1999). La dependencia económica puede coaccionar a las mujeres mayores a tolerar situaciones abusivas por miedo a perder su sustento.

Impacto de la violencia y el maltrato en las mujeres mayores

El impacto del maltrato en las mujeres mayores es multifacético y profundo. Físicamente, las mujeres mayores maltratadas pueden sufrir lesiones graves y crónicas, exacerbadas por condiciones de salud preexistentes y la fragilidad física asociada con la edad avanzada (Dong, 2015). Emocionalmente, el maltrato puede llevar a trastornos de salud mental, como la depresión, la ansiedad y el trastorno de estrés postraumático (Burnes et al., 2017).

Socialmente, las mujeres mayores maltratadas pueden experimentar un aislamiento aún mayor, ya que el maltrato puede socavar sus redes de apoyo y disminuir su capacidad para participar en actividades comunitarias. Este aislamiento puede reforzar un ciclo de vulnerabilidad y dependencia, aumentando el riesgo de maltrato continuado.

La perspectiva de las ciencias para la familia

Desde la perspectiva de las ciencias para la familia, la familia es vista como la unidad básica de la sociedad, y su fortalecimiento es esencial para proteger a sus miembros más vulnerables, incluidos los mayores. Según Viveros (2013), la dinámica familiar puede desempeñar un papel crucial en la prevención o perpetuación del maltrato. Las intervenciones dirigidas a mejorar la comunicación y las relaciones dentro de la familia pueden ayudar a mitigar el riesgo de maltrato.

Las ciencias para la familia también destacan la importancia de la educación y el apoyo a los cuidadores. Los programas de formación para cuidadores pueden proporcionarles las habilidades y conocimientos necesarios para manejar el estrés y las demandas del cuidado sin recurrir al maltrato (Pérez-Porto & Merino, 2015).

Políticas públicas en favor de la familia y las personas mayores

Las políticas públicas son fundamentales para abordar la problemática del maltrato hacia las personas mayores. Según la OMS (2015), es crucial que los gobiernos implementen y fortalezcan legislaciones que protejan a las personas mayores de todas las formas de maltrato. Estas legislaciones deben estar respaldadas por recursos adecuados para su aplicación y por sistemas de monitoreo efectivos.

En España, por ejemplo, la Ley 39/2006 de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las Personas en Situación de Dependencia establece un marco para garantizar el cuidado y la protección de las personas mayores (Boletín Oficial del Estado, 2006). Esta ley reconoce el derecho de las personas mayores a recibir atención y apoyo para mantener su autonomía y calidad de vida.

Por su parte en Argentina, existe una legislación específica y programas destinados a la protección y cuidado de las personas mayores, aunque enfrenta desafíos importantes en cuanto a la implementación efectiva y la garantía de derechos. La Ley 25.871 (1) y sus programas derivados representan un marco iumportante, pero la efectividad de estas medidas depende de la asignación de recursos adecuados y la colaboración entre los diferentes niveles de gobierno y la sociedad civil.

A nivel comunitario, es esencial promover la conciencia y la educación sobre el maltrato hacia las personas mayores. Programas de sensibilización pueden ayudar a identificar y prevenir el maltrato, así como a educar a los cuidadores y al público en general sobre los derechos y necesidades de las personas mayores. Las iniciativas comunitarias también pueden fomentar el apoyo social y la integración de las personas mayores en actividades comunitarias, reduciendo el aislamiento y fortaleciendo las redes de apoyo (Phelan, 2013).

Intervenciones específicas para mujeres mayores

Las intervenciones dirigidas a mujeres mayores deben reconocer y abordar sus necesidades específicas. Programas de empoderamiento económico pueden ayudar a las mujeres mayores a obtener y mantener la independencia financiera, reduciendo su vulnerabilidad al abuso financiero. Estos programas pueden incluir educación financiera, acceso a microcréditos y apoyo en la gestión de pensiones y otros recursos económicos (Brandl & Raymond, 2012).

Además, los servicios de apoyo psicológico y social son cruciales para las mujeres mayores que han experimentado maltrato. Terapias individuales y grupales pueden proporcionar un espacio seguro para que las mujeres mayores procesen sus experiencias y desarrollen estrategias para mejorar su bienestar emocional. El acceso a refugios y servicios de emergencia también es vital para aquellas que necesitan escapar de situaciones de violencia (Mouton, 2003).

El papel de la familia y la comunidad en la prevención del maltrato

La familia y la comunidad juegan un papel central en la prevención del maltrato hacia las personas mayores. Fomentar relaciones intergeneracionales positivas y de apoyo puede ayudar a mitigar el riesgo de maltrato. Las familias deben ser educadas sobre el envejecimiento y las necesidades de las personas mayores, y deben recibir apoyo para manejar el estrés y las demandas del cuidado (Lowenstein et al., 2009).

Las comunidades pueden desarrollar programas que faciliten la participación activa de las personas mayores en la vida comunitaria, promoviendo un sentido de pertenencia y valor. Las iniciativas intergeneracionales, como programas de mentoría y voluntariado, pueden fortalecer los lazos entre jóvenes y mayores, fomentando el respeto y la solidaridad (Kampfe & Judd, 2011).

Conclusión

La violencia y el maltrato hacia las personas mayores, especialmente hacia las mujeres mayores, son problemas complejos y multifacéticos que requieren respuestas integrales y coordinadas. La feminización de la vejez añade una dimensión adicional de vulnerabilidad que debe ser reconocida y abordada en las políticas y programas de intervención.

La protección de las personas mayores y la promoción de su bienestar requieren un compromiso conjunto de individuos, familias, comunidades y gobiernos. Solo a través de un enfoque colaborativo y multidisciplinario se podrá garantizar una vida digna y segura para todas las personas mayores.

(1) Ley Nacional de Política Nacional Integral de las Personas Mayores (Ley 25.871):

  • Esta ley, promulgada en el año 2004, establece un marco legal para la protección integral de las personas mayores en Argentina (Ley 25.871, 2004).
  • Su objetivo principal es garantizar el ejercicio pleno de los derechos de las personas mayores, promover su integración social y prevenir la discriminación y el maltrato.
  • La ley reconoce la importancia de la familia y la comunidad en el cuidado de las personas mayores, así como la necesidad de políticas públicas que aseguren su bienestar y calidad de vida (Ley 25.871, 2004).

Programa Nacional de Atención Integral a las Personas Mayores:

  • Este programa, creado en el marco de la Ley 25.871, tiene como objetivo principal mejorar la calidad de vida de las personas mayores mediante la implementación de políticas públicas específicas (Ministerio de Salud y Desarrollo Social, 2019).
  • Incluye acciones destinadas a promover la salud integral, la participación social, la capacitación y el apoyo a los cuidadores familiares, entre otros aspectos (Ministerio de Salud y Desarrollo Social, 2019).

Políticas Provinciales y Municipales:

  • A nivel provincial y municipal, existen iniciativas complementarias que buscan adaptar las políticas nacionales a las realidades locales (Agencia Nacional de Noticias, 2018).
  • Algunas provincias han desarrollado programas específicos de atención y cuidado para las personas mayores, aunque la implementación puede variar considerablemente según la región (Agencia Nacional de Noticias, 2018).

Desafíos y Áreas de Mejora:

La falta de recursos adecuados, la necesidad de mejorar la capacitación de los profesionales que trabajan con personas mayores y la garantía de derechos como la autonomía y la participación plena son áreas que requieren atención continua (Cipolla & Gascón, 2018).

A pesar de los avances legislativos y la implementación de programas, persisten desafíos significativos en cuanto a la calidad y acceso a los servicios de salud y cuidado para las personas mayores en Argentina (Cipolla & Gascón, 2018).


Lic. Gustavo Juan Pérez Zabatta*

Cientista en Familia. Psico Socio Gerontólogo. Docente.

Director CESA – Centro de Estudios Sociales Argentino.


Referencias Bibliográficas

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Arber, S., & Ginn, J. (1991). Gender and later life: A sociological analysis of resources and constraints. SAGE Publications.
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Brandl, B., & Raymond, J. A. (2012). Policy implications of recognizing that certain types of domestic violence are older adult abuse. Generations, 36(3), 21-27.
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